Aunque siempre me gustó la fotografía y desde muy joven intenté plasmar esos atardeceres, esas miradas, esos momento que no queremos olvidar, no fue hasta ya avanzada mi vida cuando me enfrenté con mi primera réflex. Aprendí fotografía en la Asociación fotográfica Denbora de Barakaldo, donde ingresé en el año 2000. Desde entonces no he dejado de participar en los proyectos de la asociación a la que sigo ligada aún después de tantos años.
Varios talleres, mucha lectura, ver mucha fotografía, prácticas en reportajes de bodas, seguir los consejos y enseñanzas de Alex Garai, Axier Martínez, Iñigo Escalante, Jabier Etxebarria, Javier López Fabián hacen mi fotografía, pero sobre todo el seguir aprendiendo día a día porque a una buena fotógrafa no la hace una buena cámara, sino años de estudio, de preparación y trabajo.
Me gusta que en mis fotos queden reflejadas esos momentos tan especiales de los primeros años de vida. Me gustan las miradas de los niños, los gestos que nadie espera, las expresiones que muestran cuando están a gusto. Saber esperar a esos instantes con la cámara preparada es fundamental para mí; paciencia, tiempo y sensibilidad son fundamentales en el trato con los niños.
Con los adultos, es fundamental que pierdan el miedo a la cámara, que estén a gusto conmigo y con las fotos que les voy haciendo. Mi meta es plasmar la tranquilidad, la ternura y la alegría de los padres ante la nueva vida que se está formando.
He recibido algunos premio, aunque no soy muy dada a presentarme a concursos, pero me siento orgullosa de ellos:
Segundo premio a la mejor foto individual en el certamen fotográfico de Camargo 2017 (Cantabria).
Primer premio a la mejor fotografía en el concurso fotográfico «BarakaldokoTxokoa» 2018 (Bizkaia)